De la hiperexigencia a la excelencia

Muchas veces hemos oído hablar sobre la excelencia, pero no siempre sabemos que es o como se pasa de un estado al otro. La excelencia se ve como un proceso, no tiene un fin, es la capacidad de aprender constantemente. Una persona de excelencia ve todo el proceso desde una mirada global, tanto lo que se consiguió como lo que falta. No están dispuestos a arriesgar su salud mental y física por el objetivo, ni mucho menos su equipo o sus miembros, no traza metas imposibles, sino que analiza y estudia todas las habilidades de él y su equipo para poder poner objetivos alcanzables y reales. Y una vez que logra conseguirlo, vuelvo analizar la situación para poner otro objetivo que logre autosuperar el anterior. Citando al filósofo y científico griego Aristóteles expresa lo siguiente referido a la excelencia: “La excelencia es un arte ganado a base de entrenamiento y habito. No actuamos correctamente porque tengamos excelentes virtudes, sino que somos virtuosas porque actuamos correctamente. Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia entonces no es una suceso, sino un habito”, entonces para llegar a la excelencia es un conjunto de hábitos que iremos construyendo día a día. Por otro lado nos muestra que somos lo que repetidamente hacemos, a esto se refiero con que si hacemos una acción buena o mala, se transforma en un hábito y cuantas más veces la hagamos más cuesta cambiarla. En este caso es importante que sepamos distinguir estos hábitos, los identifiquemos, y los estudiemos con el fin de poder reemplazarlos.

«La excelencia se construye día a día, habito por habito»

El gran biólogo Estanislao Bachrach, en su libro EnCambio nos dejó lo siguiente: “…el cerebro puede ejercer un dominio poderoso sobre tu vida, pero solo si vos lo dejas. Podes superar ese control y reescribir o recablear tu cerebro eligiendo actuar de manera adaptativa y sana. De esta forma será tu vida, la vida que vos elegís y el cerebro que vos esculpís, y no los viejos caminos de acciones conflictivas y comportamientos impuestos por estos hábitos de tu cerebro que se repiten y repiten”. Somos un conjunto de todos nuestros hábitos, pero esto no quiere decir que debamos vivir así el resto de nuestra vida. Vemos la excelencia como algo muy distante, imposible de alcanzar, algo “sobrehumano” que pocos la alcanzan. Pero la realidad es que analizando las actividades que hacemos todos los días, se puede lograr una excelencia y con ella un mayor bienestar. En todo esto se necesita compromiso, dedicación y sobre todo entrega, cada acción que hagamos son las que suman a la hora del cambio, pero las que más suman son esos pequeños hábitos, insignificantes para el resto, cosas que muchas personas no las ven pero están. Son justamente los que dividen el éxito al no éxito. Esta búsqueda es constante y nunca acabara, la excelencia es un todo, es una relación dependiente del uno al otro, del yo actual al yo que quiero convertirme. La hiperexigencia domina a la persona, mientras que la excelencia nos propone una metodología de trabajo en equipo. Vemos el siguiente cuadro comparativo entre la hiperexigencia y la excelencia:

De esta manera identificaremos conceptos por concepto para saber en qué lugar estamos ubicados. Para la persona hiperexigente forma su identidad dependiendo lo que haga, esto es un gasto de energía elevada, ya que cambiaran constantemente de ánimo dependiendo lo logrado. Ser un sujeto de excelencia permite tener una mejor creatividad, cuando algo no tiene el resultado que se espera estas personas pensaran y planificaran otros caminos para lograrlo. Estimulan sus sentidos y llegan a otra conclusión diferente a la anterior y se fijan de no cometer los mismos errores. Esto no quiere decir que no vuelvan a tener algún error, pero cada vez que se activa este proceso, deja a la persona excelente más elevado desde el punto de vista del aprendizaje.

Cuando queramos lograr algo, debemos preguntarnos:

1- ¿En qué lugar me encuentro?

Un conocimiento integro de donde estoy ubicado, desde que lugar empieza el cambio con mis defectos y virtudes, es la base para poder pasar de la hiperexigencia a la excelencia. Esto me dará herramientas necesarias para identificar cuáles son las cosas que realmente tendría que cambiar.

2- ¿Qué acciones tengo que realizar?

Para lograr el traspaso de un estado al otro, debo planificar cada acción. Identificar los puntos que tengo que mejorar y luego analizar qué acciones serán las más beneficiosas para lograr lo que deseo.

3- ¿Qué necesito aprender?

Una vez identificado las acciones que deba realizar, seguramente nos encontraremos con cosas que no sepamos cómo hacerlas. En ese momento nos encontramos frente a una enorme oportunidad, es cuando tenemos que interiorizarnos en lo que nos pasa y emprender la búsqueda de nuevas armas para aportar y crear nuevos aprendizajes que nos llevaran cada vez más cerca de donde queramos llegar.

4- ¿Qué me sobra?

A lo largo de este camino veremos muchas ideas, pensamientos y creencias que serán limitantes. Debemos identificar todas esas y cambiarlas o simplemente desecharlas. A medida que una persona va creciendo aporta diferentes pensamientos que les servirá en el momento pero que muchas veces piden un cambio. Si seguimos arrastrando todo eso, impediremos la entrada a nuestras vidas de otras cosas que nos traerán una gran mejoría. 

5- ¿Cuáles son mis hábitos?

Al identificar cuáles son nuestros hábitos, automáticamente empezamos a cambiarlos, mejorarlos o modificarlos. Quizás tengamos hábitos que no necesitemos cambiarlos totalmente, sino cambiar ciertas cosas para que sean más funcionales. Una vez realizado esto nos vamos a sentir diferentes y con un mejor bienestar.

La excelencia es una relación con nosotros. La motivación que tengamos será una herramienta fundamental en todo eso, como también lo será el deseo de conseguir la excelencia, estos factores combinados harán que el cambio sea inevitable y muy productivo. Todo lo visto anteriormente nos puede servir de guía, interiorizándonos sobre nuestras creencias, hábitos, y sus perspectivas.  A pesar que el cambio de un estado al otro es un trabajo arduo, vale la pena cambiar malos hábitos para lograr tener una vida plena y disfrutar de todo lo que se nos presenta.

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